V Encuentro de Comunidad de Acompañamiento concluye primera fase: Conocernos y Reconocernos

El sábado 14 de junio celebramos el V Encuentro de la Comunidad de Acompañamiento con Personas Facilitadoras, cerrando simbólicamente la primera fase de este camino conjunto. Desde el inicio, hemos recorrido un proceso mensual sostenido en el formato de Círculo de Paz, guiado por la Rueda de la Medicina. Esta primera etapa nos invitó a conocernos y reconocernos como comunidad viva, plural y profundamente humana, dando paso a un nuevo ciclo de fortalecimiento de vínculos y relaciones de confianza.

A través de las voces de quienes participan, hemos constatado cómo este espacio se ha convertido en un refugio anhelado. Aun en medio de la enfermedad, el cansancio o la rutina, el llamado del cuidado mutuo, el sentido de pertenencia y la necesidad de conexión profunda nos ha impulsado a estar presentes. Lo que comenzó como una reunión mensual se ha transformado en un lugar para nutrirnos, acompañarnos y sanar.

En medio de los tiempos que vivimos, marcados por la violencia, la fragmentación y la incertidumbre, esta comunidad se revela como un oasis de empatía y co-cuidado. Sosteniéndonos entre duelos, dolores, cambios y aprendizajes, vamos tejiendo una red que escucha, abraza y transforma.

Desde Human Partner, y especialmente desde el equipo de Guardianas de Comunidad, nos unimos y acompañamos el sensible fallecimiento de Fredy Sánchez, esposo de nuestra compañera facilitadora Gisela Giraldo, integrante de la comunidad de Medellín, y de Santiago Hilari Laruta, padre de Tomy Hilari Pacosillo, esposa de nuestro compañero facilitador Jorge Cruz Quispe, integrante de la comunidad Internacional.

También celebramos con profunda alegría la próxima llegada del bebé de Jessica Botero y Rafael Vásquez, nueva vida que nos recuerda la fuerza del renacimiento y la esperanza.

En este cruce de caminos entre la vida y la muerte, nos detenemos a honrar lo sagrado de ambos umbrales. Porque despedir a quienes amamos es también un acto de amor, y recibir a quienes llegan, una declaración de fe en la continuidad. La muerte nos duele, sí, pero también nos despierta. Y la vida que nace nos convoca a cuidar, a celebrar y a seguir sembrando. En comunidad, cada partida deja semilla, cada llegada deja luz. Y entre lágrimas y cantos, seguimos caminando: con memoria, con ternura y con propósito.

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